Es la inflamación del hígado causada por el virus de la hepatitis C.
La mayoría de las personas no presenta ninguno, sin embargo, un 70-80% de ellas desarrollarán una enfermedad viral persistente. La hepatitis C crónica también suele cursar sin síntomas, aunque algunas personas puedan presentar fatiga o cansancio.
La enfermedad puede progresar de diversas maneras. En la mayoría, pasan muchos años antes de que el hígado sufra daños que dificulten su funcionamiento. Algunas personas pueden presentar problemas articulares, musculares y de la piel.
Después de encontrar resultados anormales en las pruebas de funcionamiento hepático (GOT, GPT...), el médico solicitará otro análisis de sangre, determinando los anticuerpos específicos de la hepatitis C.
Se utilizan medicamentos antivirales, actualmente Interferón Pegilado y Ribavirina. Se consigue buena respuesta en 6 de cada 10 pacientes.
A través del contacto con la sangre de la persona infectada. Los mecanismos más frecuentes son:
No existen razones para renunciar al embarazo ni a la lactancia. Se debe evitar la lactancia si existen heridas o grietas en los pezones. Un 5% de los niños presentarán el virus sin que haya modo de evitarlo, y su desarrollo es totalmente normal.
Visite regularmente a su médico según los controles que se le indiquen.