La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo del sistema nervioso relacionado con el movimiento de la persona que se desencadena fruto de la alteración en la liberación de dopamina (una sustancia química que se transmite entre las neuronas o células nerviosas del cerebro y que se encarga de regular los movimientos de nuestro cuerpo).
Su aparición es más frecuente en hombres que en mujeres y suele presentarse en los años finales de la etapa adulta, sobre los 60-70 años, aunque puede aparecer de la misma forma en edades más tempranas.
Se desconoce la causa exacta de la enfermedad y aunque puede haber algún caso hereditario por la aparición de alguna mutación genética, la mayor parte de los casos son de aparición espontánea.
¿Qué síntomas pueden aparecer en la enfermedad de Parkinson?
Los síntomas pueden ir apareciendo progresivamente, estacionarse en el tiempo o evolucionar rápido hasta producir mucha limitación en la persona que lo padece.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se realiza fundamentalmente por los síntomas que van apareciendo progresivamente, sin necesidad de complementar el diagnóstico con pruebas específicas, ya que no aportan información relevante. Así pues, es conveniente que ante la aparición de algunos de los síntomas anteriormente descritos se consulte en primer lugar con su médico de cabecera para un examen físico y una exploración neurológica. Ante una sospecha clínica de la Enfermedad de Parkinson su médico puede plantear el inicio de tratamiento o derivarlo al neurólogo especialista para un inicio de seguimiento por su parte.
¿Cómo se trata?
No existe una cura de la enfermedad. Sin embargo, existe gran variedad de medicación destinada a poder controlar los síntomas que van apareciendo progresivamente:
Hay que recordar que la Enfermedad de Parkinson produce además un estado de ánimo decaído, que en ocasiones puede ser necesario tratar, y deterioro cognitivo (mental), motivos por los cuales pueden crear una dependencia para realizar las actividades básicas de la vida diaria (como asearse, comer, ir al baño…). Por ello, será necesario que la persona conviviente o cuidadora del enfermo de Parkinson esté instruida en la enfermedad y en todos los síntomas que pueden ir apareciendo, y poder así ayudar de la mejor forma posible a estos pacientes.
Es importante que ante las primeras sospechas de aparición de los síntomas de la enfermedad consulte con su médico para poder iniciar un tratamiento adecuado y un seguimiento por el especialista, ya que se trata de una enfermedad crónica y degenerativa, en la que la implicación tanto de los médicos como de la persona que convive con el enfermo se hace muy importante para garantizar la mejor calidad de vida del paciente.